18/1/09

Delirium Tremens - Etapas I, II y III

Etapa I: Hasta que la muerte nos separe.

Los primeros días, las primeras semanas, los primeros meses, el primer año. Esta etapa se corresponde con el momento en el que esos dos individuos deciden dar un paso más allá. Desean pasar de esa sensación de felicidad-angustia que provoca querer a alguien y no tenerlo.
Una vez superado el primer obstáculo: saber que la física, la química y el romanticismo (vamos a llamarlo FQR) están presentes y de nuestro lado, aparece ante nosotros el primer nivel: las confesiones y declaraciones de amor.
Bajo mi punto de vista, este es el único momento en el que el ser humano es totalmente libre y sincero. Abrimos las compuertas del corazón para que esa otra persona descubra lo que hay dentro, lo bueno y lo malo.
Sin embargo, fruto del laborioso trabajo del FQR, la otra persona decide explorar qué hay detrás de cada compuerta descubre, impresionada, que se encuentra ante un ser maravilloso y comienza a cuestionar cómo es posible que haya pasado tanto tiempo ante un ser tan perfecto sin darse cuenta antes.
Abre tus compuertas porque en ese preciso instante estás dándole la bienvenida al amor.

Etapa II: Exaltación del amor: subiendo el ego.

Momento feliz, momento peligroso. Como casi todo en esta vida, el amor tiene su lado bueno y su lado malo. Lo bueno: nos hace tan felices... Lo malo: nos hace tan desgraciados...
La felicidad en el amor reside en los pequeños detalles. Eres tan feliz por el simple hecho de conocerle, de hablarle, de verle. Todo es maravilloso. Te das cuenta de la hermosa sonrisa que tiene, de lo mucho que expresan sus ojos, de lo bien que habla, de lo simpático/a que es, de su sinceridad, del respeto que tiene hacia tu persona... son tantos los detalles buenos que irremediablemente conducen al lado oscuro, a lo peligroso.
Tú, que por alguna inexplicable razón estás leyendo esto, te preguntarás qué tiene de oscuro y peligroso un momento tan feliz como este.
Lo peligroso del amor es la infravaloración de nuestra propia persona. De repente, una vez que has cesado en la exaltación de tus sentimientos, empiezas a cuestionar aspectos que misteriosamente aparecen en tu mente sin razón aparente: ¿por qué un ser tan perfecto, tan maravilloso, tan increíble está con alguien como yo?¿qué habrá visto de bueno en alguien tan mediocre como yo? ERROR. Nunca te preguntes esto. Piensa. Medita.
El amor es siempre correspondido. El resto es obsesión.
Si tuviéramos claro esto, los celos y la desconfianza, así como el afán de posesión sobre esa persona no existirían. Esa otra persona ha elegido libremente abrir, al igual que tú, sus compuertas para que explores en ellas.
Algo bueno has de tener tú también. Acabas de pasar por el segundo nivel.

Etapa III: ¿Gente?¿Sociedad? El resto no existe entre nosotros.

Una vez superado el segundo escalón, queda atrás la desconfianza y comprendes que esa persona quiere estar contigo tanto como tú con él/ella, descubres que no necesitas nada más en este mundo porque con amar es suficiente: ¿Estar con la familia, con los amigos, con los conocidos y futuros por conocer?¿dormir, comer, estudiar, trabajar, respirar? Aspectos banales que pueden esperar a que termines de pensar/estar con tu pareja.
El mundo puede esperar.



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