22/1/09

Alma rota

Ni en mis peores pesadillas pudo ser peor. Nunca pensé que fuera a pasar lo que ha ocurrido, jamás.
Me siento como si después de pasar años aprendiendo a patinar, levantándome caída tras caída, y viendo cómo cada vez me caía menos hasta el punto de pasar más de dos años sin un solo tropiezo, me hubiera dado el golpe definitivo.
Hoy soy sólo cuerpo, pues mi alma está rota.
De repente veo que esta historia solamente la he vivido yo. Como un narrador que cuenta una historia donde el único personaje, sin saberlo, es él.
¿Qué falló? Entregué hasta lo que no tenía. Aprendí a moderarme, a tolerar lo intolerable; recibí siempre con amor hasta el más mínimo gesto de aprobación. Se agotó todo aquello que podía ofrecer y sin darse apenas cuenta dejó de querer aquello que antes adoraba. No fui yo.
¿Me equivoqué? Durante un tiempo creí haber dado con alguien especial. Alguien que sin saberlo era completamente diferente al resto. La diferencia me volvía loca.
No era así. Sólo a mis ojos lo era. La gente se preguntaba qué era lo que me hacía adicta a él. Yo me limitaba a encogerme de hombros y respondía "Es Él".
Pero, ¿era él? Esa será la pregunta sin respuesta que me perseguirá día tras día ¿hasta cuando? No lo sé.
No tuve tiempo, ni espacio, ni posibilidad de comprobarlo. Sintiéndolo cerca, él seguía estando lejos, muy lejos.
Se acabó. Me pregunto cómo con sólo dos palabras se pueden romper tantos lazos, lazos de amistad, de cariño, de respeto, de confianza, de aprecio, de amor.
Hoy veo un mundo que hace tiempo no conseguía ver. Es demasiado grande para alguien como yo.
¿Qué hacer? Trato de elevarme, de levantar el vuelo, pero hoy no puedo. Mis alas están rotas; mis sueños están rotos; mi alma está rota.

No hay comentarios:

Publicar un comentario