24/9/13

Entramado

Hoy me he levantado recordando las palabras de un famoso libro sobre relaciones interpersonales en función del sexo de cada quien, que en un principio nada tenía que ver conmigo, pero terminó arrastrándome como casi siempre ocurre.
En él. generalizaban acerca de las mujeres, diciendo que somos como olas, que tenemos que caer en el pozo de la desolación para luego ver la luz que nos trae de vuelta, y al tiempo yo negaba con la cabeza, pues pensaba que cada quien es como es independientemente de su sexo, pero hoy, realmente, entiendo que para subir, primero hay que bajar,
Una vez en lo más hondo te preguntarás ¿Qué hago yo aquí? y de nuevo vuelta para arriba, al ascenso hasta encontrar el lugar del que nunca deberíamos haber salido; izándome sobre los problemas y males venideros que poco o nada han de importarme.
Me siento libre, me siento yo de nuevo y de nada o nadie necesito para seguir siendo la mujer que ayer fui.
Si las mujeres tenemos el poder de hacer y deshacer aquello que se nos antoja, armaré y desarmaré mil veces el laberinto del que me compongo.
Me sorprende la cantidad de pasilllos, atajos y trampas de las que estoy hecha, y de las que tal vez ni siquiera fuera consciente.

20/9/13

Reinicio

Cansada de realidades alternativas en las que todo encaja excepto tú. Buscando una conversación inteligente, una salida del tono, una mente alerta o una idea debatible he vuelto aquí.
Vagando y escrutando pedazos de vida que la gente desea compartir descubro que, nada ni nadie es lo que dice ser, y una duda se cuela en mi cabeza:
¿De qué sirven las apariencias?¿De qué sirve manifestar normalidad?¿Fingir olvido?¿Henchirse de orgullo?¿Lograr metas que no aportan más que una sensación superficial de llámese orgullo, llámese vanidad, llámese complacencia?
Negándome a cumplir con los preceptos que unos pocos entendidos nos han inculcado, yo me inclino por combatir.
Combatir con uno/a mismo/a y ser capaz de distinguir lo que esperan de lo que cada uno realmente es.
Descubrirse pensando en realidades paralelas donde realmente pudiésemos actuar libremente, sin sistemas. Dejando a un lado la utopía de la anarquía creo que no buscaríamos guerras ni nos invadiría el afán y la codicia de las posesiones materiales.
Creo que apartarse del sistema implicaría reencontrarnos de nuevo. Aprender a socializar sin esperar nada a cambio. No esperar de otros lo que sólo tú estás dispuesto/a a ofrecer y/o a recibir.
Si volviéramos al inicio, si el mundo parara y comenzara a rotar una vez más, volvería a encontrarme para luego traerte de vuelta hasta aquí.