30/3/12

Apariencias

Me he dado cuenta de que presto demasiada atención al amor romántico y no quisiera perder mi interés por otras tantas cosas igual o más importantes quizá que la primera.
Hoy me apetece hablar de ti, compañera. Me alegra ver el rumbo que ha tomado mi situación contigo.
Lo reconozco, las mujeres de primeras nos odiaremos, por naturaleza, no porque no tengamos afinidad ó porque haya surgido algún problema; simplemente pasa.
Y eso es lo que me pasó contigo. Siempre pensé que no me soportabas y que tú pensabas lo mismo sobre mí y aquí estamos. Sin quererlo nos hablamos, nos buscamos hasta dar el paso de compañera a amiga.
Y es que por desgracia no soy de esas personas que disfrutan yendo a trabajar. Sé que debo hacer y es algo que no me desagrada, pero es que hay tantas y tantas cosas por hacer... desearía tanto poder manejar al gusto las manecillas del reloj...
Me considero una persona positiva, a pesar de que en los últimos tiempos la vida se haya dedicado a darme motivos para estar tentada de pasarme al lado del negativismo y la dejadez, y por eso agradezco tu gesto amable a cualquier hora; tus bromas pesadas, el chismorreo, las fiestas, las lágrimas, las confidencias. Por darme un soplo de aire fresco.
Ya me conoces. Me gusta analizarlo todo hasta encontrar ese detalle que ningún otro ha encontrado antes.
Te he observado. Eres de esas personas a las que les gusta mantener a la gente unida; que tratas de proteger los vínculos, y eso me gusta.
Te encuentro tierna, cariñosa, aún niña, pero con la suficiente madurez como para no cambiar de parecer aún cuando el entorno obliga a ello.
Escribo esto porque hoy me voy a casa con la sensación de estar ganando una buena amiga.
Y es que soy una joven anciana que aún cree que nunca está de más hablar también de las cosas buenas.

24/3/12

El tiempo al tiempo

Hoy tengo uno de esos días en los que, por más que trate de pensar en otras cosas, siempre termino planteándome cuántas personas estarán pensando lo mismo que yo en el mismo momento, lo cual me hace pensar en cuánta gente estará escribiendo o pensando en escribir sobre pensar lo mismo al mismo tiempo; o cuánta gente compartirá determinado rasgo de mi personalidad.

Cuando lo planteas de ese modo, tarde o temprano terminarás sintiéndote como un bicho raro y en esas estoy...

Me gusta el sarcasmo y el humor negro. Soy blanco de críticas por ello, pero disfruto haciéndoles perrerías a la gente.
El punto de tránsito entre lo gracioso y lo cruel es un término desconocido para mi, pero se intensifica aún más cuando estás tú cerca.
Me haces salir del letargo mental al que me someto voluntariamente para alejarme de conversaciones banales y de situaciones sin sentido que no aportan nada.
Consigues sacar lo peor de mi y consigues que siempre sea divertido. De estar al límite y pensar "me iría, me iría, pero me quedo..."

Con todas estas ideas demenciales rondando por aquí arriba, me preguntaba si en algún momento tú te habrías preguntado lo mismo.

Estar en la misma frecuencia con tanta frecuencia me hace pensar, pensar demasiado...


Locura madrugadora

Tras meses de sospechosa tranquilidad, de calma conmigo misma; de orgullo por haber sido capaz de desintoxicarme de ti una vez más, llegas y arrasas con todo lo que encuentras a tu paso. Me duele ver cómo soy capaz de derrumbarme con una sola frase. Odio ser débil. Odio no poder hacer yo ó no poder solucionarlo yo misma.
Odio entender que no está superado, pero más me molesta entender que no está en mi mano superarlo. Odio sentir celos cuando no me corresponde sentirme así. Me detesto por no ser capaz de decir "hasta aquí", pero lo terrible es saber que en realidad no quiero irme. Porque yo discrepo. Porque yo prefiero la idea de formar un hogar ante la idea de segundas residencias.