30/3/12

Apariencias

Me he dado cuenta de que presto demasiada atención al amor romántico y no quisiera perder mi interés por otras tantas cosas igual o más importantes quizá que la primera.
Hoy me apetece hablar de ti, compañera. Me alegra ver el rumbo que ha tomado mi situación contigo.
Lo reconozco, las mujeres de primeras nos odiaremos, por naturaleza, no porque no tengamos afinidad ó porque haya surgido algún problema; simplemente pasa.
Y eso es lo que me pasó contigo. Siempre pensé que no me soportabas y que tú pensabas lo mismo sobre mí y aquí estamos. Sin quererlo nos hablamos, nos buscamos hasta dar el paso de compañera a amiga.
Y es que por desgracia no soy de esas personas que disfrutan yendo a trabajar. Sé que debo hacer y es algo que no me desagrada, pero es que hay tantas y tantas cosas por hacer... desearía tanto poder manejar al gusto las manecillas del reloj...
Me considero una persona positiva, a pesar de que en los últimos tiempos la vida se haya dedicado a darme motivos para estar tentada de pasarme al lado del negativismo y la dejadez, y por eso agradezco tu gesto amable a cualquier hora; tus bromas pesadas, el chismorreo, las fiestas, las lágrimas, las confidencias. Por darme un soplo de aire fresco.
Ya me conoces. Me gusta analizarlo todo hasta encontrar ese detalle que ningún otro ha encontrado antes.
Te he observado. Eres de esas personas a las que les gusta mantener a la gente unida; que tratas de proteger los vínculos, y eso me gusta.
Te encuentro tierna, cariñosa, aún niña, pero con la suficiente madurez como para no cambiar de parecer aún cuando el entorno obliga a ello.
Escribo esto porque hoy me voy a casa con la sensación de estar ganando una buena amiga.
Y es que soy una joven anciana que aún cree que nunca está de más hablar también de las cosas buenas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario