6/8/11

Presión


Debe ser la medicación que me han recetado tras la operación; debe ser el calor del verano o que se acercan los días en los que odio ser mujer, pero hoy me he levantado muy sensible.
Llevo todo el día con ganas de desahogarme, de confesar lo que hace presión aquí dentro.
Llevo días pensando en mi forma de querer. No soy una persona cariñosa. No doy besos ni abrazos ni digo "te quiero" en la medida en que debería. No me gusta el contacto ni la intimidad. No me gusta que raspen mi coraza.
Me gusta sentirme querida, pero en las relaciones de pareja todo cambia. Me gusta que quieras conocerme hasta que me conoces; me gusta que quieras estar conmigo hasta que lo estás; me gusta que te vayas hasta que no estás.
Siento que me gusta echarte de menos; que me gusta esperar a que vuelvas en la misma proporción en la que me gusta que estés conmigo y que estés siempre.
Me siento con la necesidad de confesar que aún hoy me duele dejar pasar la oportunidad y aún me aterra pensar qué pudo haber sido a la vez que me corroe la duda.
Quiero sacar el dolor de la esperanza de creer que se pueden remendar los errores. La esperanza de que te alejes al conocer cosas que no te agraden de mi por la certeza de saber que no soy lo mejor para ti.
Y una punzada en el pecho al soñar que lo que veas sea lo perfecto, con lo que siempre has soñado.
Porque me gusta jugar a ser perfecta hasta que descubro que puedo serlo para alguien.
Me gusta alejarte hasta que estás lejos y extrañarte hasta que duela el alma.

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