31/10/09

El violeta de mi azotea


Y estaba tumbada con los pies colgando entre los barrotes de la balaustrada de mi azotea, tratando de escapar de entre lo absurdo del día, evadirme de lo vivido y augurando el porvenir, cuando, como en trance, me descubrí descifrando formas en las nubes, tal como hacía veinte años atrás.

Y lo hipnótico de la situación trajo de vuelta recuerdos que hacía mucho no estaban aquí. Y no estoy segura del tiempo que pasé así, pero para cuando quise darme cuenta el cielo estaba teñido de un morado claro en el horizonte que se iba mezclando con el azul habitual hasta convertirse en un cielo ópalo sobre mi cabeza.

Y las nubes dieron paso a las estrellas. Y con ellas llegó el sueño. Mañana será otro día

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