2/8/09

Hasta mañana, hasta pronto, hasta siempre.


Y a pesar de que la decisión está tomada parece que la balanza no desaparecerá jamás.
De un lado, una fuerte determinación. Decisión en cada letra, en cada sonido, en cada palabra. No dar un paso atrás.
Del otro, la indecisión y la curiosidad que en estos tiempos van dadas de la mano. El ser así, pero ¿qué más podría ser?
La felicidad del tener, de no sentirse ignorante, de ser manipulada. La certeza de gobernar en aquello que requiere ser regido.
La felicidad del desear, de sentirse ignorante, de vendarse los ojos, del dejarse llevar.
El siempre presente inconformismo. Quiero más y más y más.
Un aferrado sentimiento de posesión: es mío, lo tengo, no lo puedo perder así.
Un sentimiento profundo: la libertad. Nací sola, sin ayuda; no necesito más.
La sensación de añoranza. El deseo de retomar lo que ha sido pausado.
La nostalgia no sólo del pasado, sino de lo que pudo haber sido.
El orgullo de saber que aún me esperas, aún cuando mis puertas parecen cerradas.
El placer del vacío. De no tener que rendir cuentas. De poder hacer en cada momento aquello que más me plazca.
Un lindo recuerdo. El sentir de algo que no guarda rencores.
Una soledad buscada, deseada, que no parece dolorosa. Es más bien necesaria.
El honor de poder gritar que en esta historia no hay culpables. No era el momento.
El saber, el aprender, que antes de abrir hay que cerrar viejas heridas.
La satisfacción de un perdón dado a tiempo.
La tranquilidad de saber que, pase lo que pase, tú ya formas parte de mi historia.

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